Época: Blitzkrieg2
Inicio: Año 1939
Fin: Año 1939

Siguientes:
Scapa Flow
Acorazados de bolsillo
La odisea del Graf Spee
La guerra en el Mediterráneo
La batalla de Dakar
La epopeya del Bismarck

(C) Andrés Ciudad y María Josefa Iglesias



Comentario

Italia se autoproclamaba "portaaviones indestructible anclado en el centro del Mediterráneo" y prefirió jugarse la baza de los acorazados y cruceros; Francia, aunque también optó por los grandes calibres, tenía en 1940 dos portaaviones y dos más en los astilleros. Alemania eligió los cañones y terminó dos grandes acorazados que tenía en construcción, prefiriendo a dos portaaviones que estaban en similar situación. La Kriegmarine alemana disponía al inicio de la guerra de siete acorazados de 10.000 a 26.000 toneladas, tres cruceros pesados y seis ligeros, 36 destructores y torpederos y 42 submarinos. Se hallaban en construcción tres acorazados de 35.000 a 40.000 toneladas, dos cruceros pesados y tres ligeros, 22 destructores y 29 submarinos. Gran Bretaña, aunque los innovadores deberían doblegar muchas voluntades conservadoras, optó claramente por la nueva arma: en 1940 disponía de un total de 1.917.178 toneladas, integradas por 15 acorazados y cruceros de batalla en servicio (de 30.000 a 42.000 toneladas) y siete en construcción (de 35.000 toneladas), 7 portaaviones en servicio y 6 en construcción, 15 cruceros pesados (10.000 tons.), 50 cruceros ligeros en servicio y 19 en construcción, 191 destructores y torpederos y 32 en construcción y 54 submarinos en servicio, más diez anticuados y otros cuatro en proceso de construcción.
La Marina de guerra francesa ocupaba el cuarto lugar entre las grandes flotas mundiales, desplazando sus unidades un total aproximado de 833.000 toneladas. Al comienzo de la guerra Francia contaba con 7 acorazados (de 22.000 a 26.500 toneladas), 7 cruceros pesados y 12 ligeros, 2 portaaviones, 64 destructores y torpederos y 78 submarinos. Se encontraban, además, en construcción 4 acorazados de 35.000 toneladas y 2 portaaviones.

Una diferencia aplastante a favor de los aliados y en contra del Eje, desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo, porque los portaaviones terminaron decidiendo; y también porque los británicos disponían de dos grandes avances; el radar -detección en superficie en el aire- y el asdic -detección submarina-. Y si apabullante era la ventaja franco-británica en las escuadras en activo, también lo era en la construcción naval: tenían en los astilleros buques de guerra por 650.000 toneladas, mientras que los italiano-germanos no alcanzaban la mitad de esa cifra.

Sólo en un aspecto naval era superior Alemania: los submarinos que causaron graves quebraderos de cabeza a Londres, pero no dieron el dominio del mar a Berlín.